La historias han acompañado al ser humano desde que la tierra es tierra. Nos acompañaban desde que somos niños y nuestros padres nos las cuentan para ir a dormir… hasta que siendo abuelos, las contamos a nuestros nietos…
Nos acompañan en las charlas con los amigos cuando les contamos la última aventura que hemos vivido… o cuando intentamos excusarnos con alguien y echamos mano de nuestra capacidad de invención para decir que «el perro se comió nuestros deberes…»
Por eso hoy quiero hacer un episodio distinto de noticias, en el que te cuento algunas historias y las equiparo a nuestra vida en el emprendimiento en 3D…
La historias que te voy a leer son de Jorge Bucay, psicólogo argentino autor de entre otros muchos el libro «Cuentos para pensar» del que te dejo enlace al audio en YouTUBE y al libro en papel
La primera de ellas se titula: EL OSO
Es la historia de un sastre, un zar y su oso.
Un día el zar descubrió que uno de los botones de su chaqueta preferida se
había caído.
El zar era caprichoso, autoritario y cruel (cruel como todos los que enmarañan por demasiado tiempo en el poder), así que, furioso por la ausencia del botón mandó a buscar al sastre y ordenó que a la mañana siguiente fuera decapitado
por el hacha del verdugo.
Nadie contradecía al emperador de todas la Rusias, así que la guardia fue hasta la casa del sastre y arrancándolo de entre los brazos de su familia lo llevó a la mazmorra del palacio para esperar allí su muerte.
Al atardecer, cuando un guardiacárcel le llevó al sastre la última cena, éste meneó la cabeza y musitó:
– Pobre Zar.
El guardia no pudo evitar la carcajada: ¿Pobre del zar?. Pobre de ti. Tu cabeza quedará bastante lejos de tu cuerpo
mañana mismo.
Tú no entiendes – dijo el sastre – ¿Qué es lo más importante para nuestro zar?
¿Lo más importante? – contestó el guardia – No sé. Su pueblo.
No seas estúpido. Digo algo realmente importante para él.
-¿Su esposa?
-Más importante!!
– ¡Los diamantes!! – creyó adivinar el carcelero.
-¿Qué es lo que más le importa al zar en el mundo?
-Ya sé!!!. Su oso.
-Eso. Su oso.
-¿Y?
-Mañana, cuando el verdugo termine conmigo, el zar perderá su única oportunidad para conseguir que su oso hable.
-¿Tú eres entrenador de osos?.
-Un viejo secreto familiar… – dijo el sastre – Pobre del zar…
Deseoso de ganarse los favores del zar, el pobre guardia corrió a contarle al soberano su descubrimiento: El sastre sabía enseñarle a hablar a los osos!!
El zar estaba encantado. Mandó a buscar inmediatamente al sastre y cuando lo tuvo frente a sí le ordenó:
-¡Enséñale a mi oso nuestro lenguaje!!- El sastre bajó la cabeza y dijo: «Me gustaría complacerte ilustrísima, pero enseñar a hablar a un oso es una tarea ardua y lleva tiempo… y lamentablemente, tiempo es lo que menos tengo…
– ¿Cuánto tiempo llevaría el aprendizaje? – preguntó el zar.
-Depende de la inteligencia del oso…
-El oso es muy inteligente!! – interrumpió el zar – De hecho es el oso más inteligente de todos los osos de Rusia.
-Bien, si el oso es inteligente… y siente deseos de aprender… yo creo… que el aprendizaje duraría… duraría… no menos de…… DOS AÑOS. El zar pensó un momento y luego ordenó:
-Bien, tu pena será suspendida por dos años, mientras tanto tú entrenas al oso. Mañana empezarás!
Alteza – dijo el sastre – Si tú mandas al verdugo a ocuparse de mi cabeza, mañana estaré muerto, y mi familia se las ingeniará para sobrevivir. Pero si me conmutas la pena, yo tendré tiempo para dedicarme a tu oso… deberé trabajar de sastre para mantener a mi familia…
-Eso no es problema – dijo el zar – A partir de hoy y durante dos años tú y tu familia estarán bajo la protección real. Serán vestidos, alimentados y educados con el dinero del zar y nada que necesiten o deseen les será negado… Pero, eso sí… Si dentro de dos años el oso no habla… te arrepentirás de haber pensado en esta propuesta… Rogarás haber sido muerto por el verdugo… ¿Entiendes, verdad?.
– Si, alteza.
-Bien… ¡¡Guardias!! – gritó el zar – Que lleven al sastre a su casa en el carruaje de la corte, denle dos bolsas de oro, comida y regalos para sus niños. Ya… ¡¡Fuera!!. El sastre en reverencia y caminando hacia atrás, comenzó a retirarse mientras musitaba agradecimientos.
No olvides – le dijo el zar apuntándolo con el dedo directamente a la frente – Si en dos años el oso no habla…
…Cuando todos en la casa del sastre lloraban por la pérdida del padre de familia, el sastre apareció en la casa en el carruaje del zar, sonriente, eufórico y con regalos para todos. La esposa del sastre no cabía en su asombro. Su marido que pocas horas antes
había sido llevado al cadalso volvía ahora, exitoso, acaudalado y exultante… Cuando estuvo a solas el hombre le contó los hechos.
Estás LOCO – chilló la mujer – enseñar a hablar al oso del zar. Tú, que ni siquiera has visto un oso de cerca. ¡Estás, loco! Enseñar a hablar a un oso… – Loco, estás loco…-
Calma mujer, calma. Mira, me iban a cortar la cabeza mañana al amanecer, ahora… ahora tengo dos años… En dos años pueden pasar tantas cosas. En dos años… – siguió el sastre – se puede morir el zar… me puedo morir yo… y lo más importante… por ahí el oso habla!!!
Pues eso… lo mismo para entonces el oso habla…
Es algo que me repito muchas veces cuando las cosas se tuercen y lo que me pide el cuerpo es entrar en bucle de pensamientos negativos de futuro «¿y si me compro otra impresora mas cara y no consigo clientes?, ¿ y si esa idea de negocio , de imprimir llaveros personalizados, de montar una granja, una tienda… no funciona? ¿ y si en dos años quebramos?…»
pero ¿ y si no?…
No se trata de ir por la vida con slogans rollo Mr Wonderfull, está claro… obviamente… el oso… en dos años… lo mas probable es que no hable… pero como dice el sastre… pueden pasar taantas cosas en ese tiempo… que rendirnos ahora sería absurdo…
es poner las cosas en su debida perspectiva y a su debido tiempo… Un equivalente podría ser, y este es el que yo más recuerdo a mis hijos… “ ya construiremos el puente cuando llegemos a ese rio”… avancemos paso a paso, no queramos adelantarnos, ni a la preocupación, ni a los planes, no te equipares con otros negocios que llevan años en este mundo… Tu camino es solo tuyo y con el tiempo empezarás a mjorar, a implementar estrategias más complejas, a automatizar procesos… pero no hoy… no construyas hoy un puente para un rio al que no has llegado.
Así que si las dudas sobre tu emprendimiento en 3D, en tu empresa, en tu idea te asaltan… recuerda al sastre… y como lo tenía probablemente más oscuro que tú… y sigue… que lo mismo en dos años… tu oso habla
Paso a contarte la segunda de nuestra historias de aprendizaje… una de mis favoritas…
EL PORTERO DEL PROSTIBULO…
No había en el pueblo un oficio peor considerado y peor pagado que el de portero del prostíbulo. Pero, ¿qué otra cosa podría hacer aquel hombre?
De hecho, nunca había aprendido a leer ni a escribir, no tenía ninguna otra actividad ni oficio. En realidad, era su puesto porque su padre había sido portero de ese prostíbulo y, también antes, el padre de su padre. Durante décadas, el prostíbulo se pasaba de padres a hijos y la portería se pasaba, asimismo, de padres a hijos.
Un día, el viejo propietario murió y se hizo cargo del prostíbulo un joven con inquietudes, creativo y emprendedor. El joven decidió modernizar el negocio. Modificó las habitaciones y después citó al personal para darle nuevas instrucciones.
Al portero le dijo: «A partir de hoy, usted, además de estar en la puerta, me va a preparar una planilla semanal. Allí anotará la cantidad de parejas que entran día por día. A una de cada cinco, le preguntará cómo fueron atendidas y qué corregirían del lugar. Y una vez por semana, me presentará esa planilla con los comentarios que usted crea convenientes.»
El hombre tembló; nunca le había faltado disposición al trabajo pero…
-Me encantaría satisfacerlo, señor -balbuceó-, pero yo… yo no sé leer ni escribir.-
– ¡Ah! ¡Cuánto lo siento! Como usted comprenderá, yo no puedo pagar a otra persona que haga esto y tampoco puedo esperar a que usted aprenda a escribir, por lo tanto…
-Pero señor, usted no me puede despedir, yo trabajé en esto toda mi vida, también mi padre y mi abuelo…
No lo dejó terminar: «Mire, yo comprendo, pero no puedo hacer nada por usted. Lógicamente le vamos a dar una indemnización, esto es, una cantidad de dinero para que tenga hasta que encuentre otra cosa. Así que, lo siento. Que tenga suerte.»
Y sin más, se dio la vuelta y se fue.
El hombre sintió que el mundo se derrumbaba. Nunca había pensado que podría llegar a encontrarse en esa situación. Llegó así a casa, por primera vez desocupado. ¿Qué hacer?
Recordó que a veces, en el prostíbulo, cuando se rompía una cama o se estropeaba una pata de un ropero, él, con un martillo y clavos se las ingeniaba para hacer un arreglo sencillo y provisional. Pensó que esta podría ser una ocupación transitoria hasta que alguien le ofreciera un empleo.
Buscó por toda la casa las herramientas que necesitaba; sólo tenía unos clavos oxidados y una tenaza mellada. Tenía que comprar una caja de herramientas completa. Para eso usaría una parte del dinero recibido.
En la esquina de su casa se enteró de que en su pueblo no había una ferretería y que debía viajar dos días para ir al pueblo más cercano a realizar la compra.
“¿Qué más da?”, -pensó, y emprendió la marcha.
A su regreso, traía una hermosa y completa caja de herramientas. No había terminado de quitarse las botas cuando llamaron a la puerta de su casa. Era su vecino.
-Vengo a preguntarle si no tiene un martillo para prestarme.
-Mire, sí, lo acabo de comprar pero lo necesito para trabajar… como me quedé sin empleo…
-Bueno, pero yo se lo devolvería mañana bien temprano.
-Está bien.
A la mañana siguiente, como había prometido, el vecino tocó la puerta:
-Mire, yo todavía necesito el martillo. ¿Por qué no me lo vende?
-No, yo lo necesito para trabajar; además, la ferretería está a dos días en mula.
-Hagamos un trato -dijo el vecino-. Yo le pagaré a usted los dos días de ida y los dos de vuelta, más el precio del martillo… Total, está usted sin trabajar. ¿Qué le parece?- Realmente, esto le daba un trabajo por cuatro días… Aceptó. Volvió a montar su mula.
Al regreso, otro vecino lo esperaba en la puerta de su casa: – Hola vecino. ¿Usted le vendió un martillo a nuestro amigo?
-Sí…
-Yo necesito unas herramientas, estoy dispuesto a pagarle sus cuatro días de viaje, y una pequeña ganancia por cada herramienta. Usted sabe, no todos podemos disponer de cuatro días para nuestras compras.
El ex portero abrió su caja de herramientas y su vecino eligió una pinza, un destornillador, un martillo y un cincel. Le pagó y se fue.
“…No todos disponemos de cuatro días para compras“, recordaba. Si esto era cierto mucha gente podría necesitar que él viajara a traer herramientas. En el siguiente viaje decidió que arriesgaría un poco del dinero de la indemnización, trayendo más herramientas que las que había vendido. De paso, podría ahorrar algún tiempo en viajes.
La voz empezó a correrse por el barrio y muchos quisieron evitarse el vieja. Una vez por semana, el ahora “corredor de herramientas” viajaba y compraba lo que necesitaban sus clientes.
Pronto entendió que si podía encontrar un lugar donde almacenar las herramientas, podría ahorrar más viajes y ganar más dinero. Alquiló un galpón. Luego, le hizo una entrada más cómoda y algunas semanas después, con una vidriera, el galpón se transformó en la primera ferretería del pueblo.
Todos estaban contentos y compraban en su negocio. Ya no viajaba, de la ferretería del pueblo vecino le enviaban sus pedidos. Él era un buen cliente. Con el tiempo, todos los compradores de pueblos pequeños más lejanos preferían comprar en su ferretería y ganar dos días de marcha.
Un día se le ocurrió que su amigo, el tornero, podría fabricar para él las cabezas de los clavos y los tornillos…
Y sucedió que en diez años, aquel hombre se transformó con honestidad y trabajo en un millonario fabricante de herramientas. El empresario más poderoso de la región. Tan poderoso era, que un año, para la fecha de comienzo de las clases, decidió donar a su pueblo una escuela. Allí se enseñaría, además de lectoescritura, las artes y los oficios más prácticos de la época.
El intendente y el alcalde organizaron una gran fiesta de inauguración de la escuela y una importante cena de agasajo para su fundador. A los postres, el alcalde le entregó las llaves de la ciudad y el intendente lo abrazó, diciéndole:
Con gran orgullo y gratitud le pedimos nos conceda el honor de poner su firma en la primera hoja del libro de actas de la nueva escuela.
El honor sería para mí -dijo el hombre-. Creo que nada me gustaría más que firmar allí, pero yo no sé leer ni escribir. Yo soy analfabeto.
¿Usted? -dijo el intendente, que no alcanzaba a creerlo-. ¿Usted no sabe leer ni escribir? ¿Usted construyó un imperio industrial sin saber leer ni escribir? Estoy asombrado. Me pregunto, ¿Qué hubiera hecho si hubiera sabido leer y escribir?
Yo se lo puedo contestar -respondió el hombre con calma-. Si yo hubiera sabido leer y escribir… sería portero del prostíbulo.
La primera pregunta del cuestionario de las entrevistas a mis invitados es “ de niño… soñabas con ser”… y lo que pretendo con ella es que veamos, que todos los perfiles profesionales caben en este negocio, y que ninguno de nosotros o muy pocos soñabamos con ser lo que hoy somos…
En muchos casos, el mio por ejemplo, nos hemos reconvertido de profesiones o estudios que nada tenian que ver con lo que hacemos hoy en día… Por el podcast han pasado asistentes de notaria, diseñadores gráficos, torneros fresadores, ingenieros, economistas… que han descuberto en la fabricacion aditiva un nuevo camino para desarrollarse profesionalmente…
Y para mi este cuento viene a reflejar un poco eso… que lo que hemos sido no tiene por qué definirnos, ni frenarnos a la hora de desarrollar nuevas ideas de negocio. Que el limite lo ponemos nosotros y que con creatividad y trabajo pordemos llegar a inventar el trabajo que queramos.
Nuestro tercer cuento se llama EL PESCADOR Y EL EMPRESARIO
“Un hombre rico, empresario, bien vestido, ropas caras y talante derrochador, iba paseando por el puerto, cuando se encuentra con un modesto pescador. El pescador trabajaba en sus redes y en su pequeña barca, y tenía un cubo lleno de un montón de peces recién pescados. El rico empresario le preguntó:
– Óigame, ¡usted tiene mucha maña! ¡Parece un pescador muy bueno! Usted sólo y con esta pequeña barca ha pescado muchos peces. ¿Cuánto tiempo dedica a la pesca?
El pescador respondió:
– Pues mire usted, yo la verdad es que nunca me levanto antes de las 8:30. Desayuno con mis hijos y mi mujer, acompaño a mi familia al cole y al trabajo, luego voy tranquilamente leyendo el periódico hasta el puerto, donde cojo mi barca para ir a pescar. Estoy una hora u hora y media, como mucho, y vuelvo con los peces que necesito, ni más ni menos. Luego, voy a preparar la comida a casa, y paso la tarde tranquilo, hasta que vienen mis hijos y mi mujer y disfrutamos haciendo juntos los deberes, paseando, jugando. Algunas tardes las paso con mis amigos tocando la guitarra.
– ¿Entonces me dice que en sólo una hora ha pescado todos estos peces? ¡Entonces usted es un pescador extraordinario! ¿Ha pensado en dedicar más horas al día a la pesca?
– ¿Para qué?
– Pues porque si invierte más tiempo en pescar, 8 horas, por ejemplo, usted tendría 8 veces más capturas, y ¡así más dinero!
– ¿Para qué?
– Pues con más dinero usted podría reinvertir en una barca más grande, o incluso contratar a pescadores para que salgan a faenar con usted, y así tener más capturas.
– ¿Para qué?
– Pues con este incremento de facturación, ¡su beneficio neto sería seguro envidiable! Su cash flow sería el propicio para llegar a tener una pequeña flota de barcos, y así, hacer crecer una empresa de pesqueros que le harían a usted muy muy rico.
– ¿Para qué?
– ¿Pero no lo entiende? Con este pequeño imperio de pesca, usted sólo se tendría que preocupar de gestionarlo todo. Usted tendría todo el tiempo del mundo, para hacer lo que le venga en gana. No tendría que madrugar nunca más, podría desayunar cada día con su familia, podría acompañar a los niños al cole, jugar con ellos por la tarde, tocar la guitarra con sus amigos…”
… Este es un poco el punto en el que me encuentro yo ahora… El podcast ha crecido, y me requiere un tiempo, una energía y una dedicación que las circustancias de vida actuales me cuesta gestionar…
Podría conseguir más patrocinadores, monetizarlo de distintas formas; lo he estado valorando y sé que es m´sa que factible… de ahí podría entonces invertir en la edición de audio o las gestión de las RRSS… y sacar más tiempo para otras cosas…
pero creo que estaría tomando la vía del empresario…
y me desviaría del motivo por el que nació el podcastsque era para aprender yo mas de fabricación aditiva, para disfrutar de ese aprendizaje y para compartirlo contigo, que me escuchas, con los frikis, que como yo, queremos descubrir mas cosas de esta tecnología…
Así que en este punto me ha tocado decidir qué hacer porque como digo, en este moemnto profesional de POJIMBO, familiar y de vida, me cuesta mucho llegar al limete que yo misma me habia marcado…
pero por otro lado, no quiero renunciar a ello…así que he decidido “ relajar” las condiciones que yo misma me había impuesto…
No sacaré episodio semanal… y creo que lo que haré será irregular, o por lo menos, de momento… ya volveré o encontraré el equilibrio mas adelante, pero ahora mismo sacaré episodio cuando lo tenga preparado, ni mas , ni menos… lo que el cuerpo me de…
iré implementando más cambios… creo que quizá la manera de estar más al tanto de todo sería a través de la newsletter que espero seguir manteniendo, donde te enviaré enlace a los episodios del mes y las notas de la web, pero si estás suscrito en algunas de las plataformas de audio habituales, ya sabes que estamos en Spotify, en Google podcast, ivoox, itunes, spreaker… y unas cuantas más… si estas suscrito tendrás tu notificación y descargar automática si lo tienes así habilitado cada vez que salga un nuevo episodio…